En el ámbito de la pesca, los recursos son limitados. Por ello las estrategias para asegurar una gestión eficiente y sostenible de los mismos son
esenciales. Por este motivo, ninguno de los proyectos irá en detrimento de las buenas condiciones y resiliencia de los ecosistemas ni de la
conservación de los hábitats y especies. Mejorar el conocimiento y desarrollar e implementar nuevas tecnologías en el sector pesquero y en el de
la acuicultura contribuirá a proteger la biodiversidad y ecosistemas marinos de forma indirecta, para garantizar su sostenibilidad. Contar con ese
mejor conocimiento, es una condición indispensable para poder dar cumplimento a los objetivos fijados por la Política Pesquera Común y en
particular a su principio rector de sostenibilidad. Además, las empresas que se beneficien de esta medida, deberán cumplir con lo establecido en
el artículo 10 del Reglamento (UE) no 508/2014 del Fondo Europeo Marítimo y de Pesca, asegurando de este modo que sean operadores que no
han cometido han cometido infracciones graves de la PPC, entre otros aspectos.
Además, como se ha indicado en el punto anterior, la evaluación de los recursos pesqueros así como la sostenibilidad de la gestión de los recursos
pesqueros están incluidas específicamente en la convocatoria de ayudas como líneas prioritarias de actuación.
A través de ambas submedidas se dará apoyo financiero a proyectos que ayuden a alcanzar los objetivos del Plan Estratégico del Ministerio de
Agricultura, Pesca y Alimentación, asegurando el desarrollo tecnológico, la competitividad, incrementando la eficiencia energética y contribuir a la
economía circular por parte de la flota y del complejo mar-industria. Por todo ello resulta necesario fomentar la inversión en estos fundamentos
y pilares básicos.
Sector agroalimentario: El componente contribuye a la consecución de los objetivos de reducción de Gases Efecto Invernadero, a la adaptación al cambio climático, al incremento en el uso de energías renovables, la
mejora de la eficiencia energética e hídrica, el uso de aguas no convencionales, a los objetivos de economía circular y la mejora de la biodiversidad. Por otro lado, el impulso a la utilización y desarrollo de las
tecnologías de precisión en los procesos productivos, tanto agrícolas como ganaderos, tienen como objetivo incentivar la transformación de los procesos de producción hacia otros más respetuosos con el medio
ambiente en las explotaciones agrícolas y ganaderas y con un uso más eficiente de los recursos naturales. Además, la implantación de nuevos sistemas de gestión de residuos y subproductos permitirá la transición de
estos sistemas productivos hacia un modelo basado en la economía circular, además de reducir significativamente la liberación de gases con efecto invernadero y partículas contaminantes a la atmósfera, al agua y al
suelo contribuyendo así a mitigar los efectos de estas actividades sobre el cambio climático. Las reformas e inversiones planteadas contribuirán, junto con otras actuaciones contempladas en la reforma de la PAC y
diversas Estrategias comunitarias, a enfrentar los retos derivados del necesario cumplimiento de la Directiva sobre Nitratos. Así, medidas contempladas en la reforma C3.R3 tienen por objeto realizar una fertilización
racional, ajustando el aporte de nutrientes en cantidad, momento y forma a las necesidades del cultivo, evitando pérdidas al medio ambiente, ya sea al agua o a la atmósfera. Tanto la elaboración de un plan de
abonado basado en un balance de nutrientes como la cumplimentación de un cuaderno de explotación, controlado por la autoridad competente permitirá al agricultor, bajo asesoramiento técnico, conocer las
necesidades que debe cubrir con aportes externos y ser consciente de los volúmenes empleados. Todo ello se complementa con periodos en los que se prohíbe fertilizar, modos de aplicación, distancias a cursos de
agua, etc. que se encuentran entre las medidas contempladas en la Directiva de Nitratos. Es de especial interés la obligación de consignar los nutrientes procedentes del agua de riego para sustraerlos en los cálculos del
plan de abonado. Además, se incluyen buenas prácticas en manejo del agua.
Por otra parte, las actuaciones de modernización de regadíos recogidas en el componente, además de ahondar en el uso de energías renovables en sustitución de otras procedentes de energías fósiles permitirán: -
Disminución de fertilizantes y fitosanitarios, por implantar la fertirrigación comunitaria.
- Menor consumo, disminución de la presión sobre las masas de agua y control del aporte del agua de riego.
- Disminución de las superficies abandonadas (aumentando la actuación como sumideros de CO2)
- Posibilitar la menor roturación de tierras mediante técnicas de no cultivo, y que se ha demostrado eficaz en la contención de GEI.
- Uso de aguas no convencionales (regeneradas y desaladas) que permitirá reducir el uso del agua convencional (superficial y subterránea).
- Reutilización del agua para el riego agrícola ayuda a promover la economía circular, al recuperarse la gran cantidad de nutrientes contenidos en las aguas regeneradas y aplicarlos a los cultivos mediante técnicas de
fertirrigación. De este modo, la reutilización del agua reduce la necesidad de aplicaciones complementarias de abonos inorgánicos. Protección y restauración de la biodiversidad y los ecosistemas.