La contribución de esta componente a la transición ecológica se eleva al 100%. En relación a la guía para los Estados miembros para los planes de recuperación y resiliencia, este componente se encuentra entre las
siete iniciativas emblemáticas definidas en este documento, e identificadas en la Comunicación “Estrategia anual de crecimiento sostenible 2021“. Si bien, tal y como se explica en otras partes de este documento, la
componente contribuye a la consecución de varios flagships, la contribución más clara es para el flagship “Power up”. Específicamente: “debe adelantarse el desarrollo de tecnologías limpias con perspectivas de futuro
y acelerarse el desarrollo y el uso de energías renovables, así como su integración a través de redes modernizadas y una mayor interconectividad”. El desarrollo de esta componente contribuirá asimismo a “la
integración sectorial de casi el 40 % de los 500 GW de generación de energía renovable necesarios para 2030”. Por tanto, la alineación con los objetivos de clima y medioambiente es absoluta por su fuerte contribución
a la descarbonización del sistema energético.
Es importante señalar que la totalidad de las reformas e inversiones incluidas en esta componente contribuyen con un 100% a la transición ecológica. De acuerdo con la taxonomía europea (Reglamento (UE) 2020/852
del Parlamento Europeo y del Consejo de 18 de junio de 2020 relativo al establecimiento de un marco para facilitar las inversiones sostenibles) en su artículo 10.1.a, que define las actividades económicas con una
contribución sustancial a mitigar el cambio climático, se incluyen las energías renovables como una de ellas. En concreto, “la generación, el almacenamiento o el uso de energías renovables o de energías sin efectos
sobre el clima (incluida la energía neutra en carbono), en particular utilizando tecnologías innovadoras con un potencial de ahorro futuro significativo o a través de los necesarios refuerzos de la red”. El principal
objetivo de esta componente es el cumplimiento de los objetivos en la descarbonización de la matriz energética nacional. En el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, se fija el objetivo de que el consumo de
energía renovable represente un 42% del consumo de energía final del país para el año 2030. Esto implicará que el 74% de la electricidad consumida en ese año, provenga de fuentes renovables. No es posible alcanzar
el objetivo del consumo de energía renovable sin considerar también las aplicaciones de calor y frío, así como al uso de energías renovables en el sector del transporte. El objetivo del PNIEC para el año 2030 es de un
28% de energías renovables en el sector del transporte (en el año 2020 este valor está ligeramente por debajo del 10%). Mediante los biocombustibles avanzados para transporte terrestre y para aviación que se
proponen en esta componente, se avanzará hacia el cumplimiento de este objetivo.
Por otro lado, cabe señalar el sector del calor y el frío renovables, al que esta componente le dedica buena parte de su desarrollo. El objetivo que señala el PNIEC para el año 2030 en este sector es de un 31% de
energías renovables, partiendo aproximadamente de un 18% en el año 2020. En el marco del objetivo de alcanzar el 25% de energías renovables en este sector para el año 2025 que fija el PNIEC, se concentran hasta el
año 2023 los principales esfuerzos regulatorios y de apoyo público a la inversión mediante la puesta en práctica de las reformas e inversiones aquí contenidas. Esta componente contribuye a los flagships 1. Power up
(tal y como se ha señalado previamente), 2. Recharge and refuel, 3. Modernise y 7. Reskill and upskill, al cumplimiento de los CSR 2020.3.2, 2020.3.3, 2020.4.1, 2019.3.1, 2019.3.2. a la transición verde y la
implementación del Marco Estratégico de Energía y Clima. En concreto, en cuanto al desarrollo de las políticas y medidas del PNIEC este componente contribuye al cumplimiento de las siguientes medidas previstas en
el Plan: 1.1, 1.2, 1.4, 1.5, 1.6, 1.7, 1.8, 1.9, 1.11, 1.12, 1.13, 1.14, 1.17, 1.18 y 1.19. El desarrollo de las reformas e inversiones contenidas en este componente, representarán un importante avance para la consecución
del objetivo de neutralidad climática para el año 2050, que se incluye en la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo. Adicionalmente, respeta el principio de “no causar un perjuicio significativo” de acuerdo con
los objetivos ambientales definidos en el Reglamento 202/852.
En lo que respecta al criterio de protección y restauración de la biodiversidad y los ecosistemas: en aquellos casos en que las medidas suponen el despliegue de infraestructura energética sobre el territorio, el impacto
ambiental se gestiona mediante las correspondientes evaluaciones ambientales estratégicas de los instrumentos definidos en este Componente, las evaluaciones de impacto ambiental específicas de cada uno de los
proyectos que resulten de las mismas, así como las medidas preventivas, correctoras y compensatorias resultantes del proceso de evaluación ambiental estratégica del PNIEC.
Adicionalmente, el impulso de instrumentos previstos en este componente como el autoconsumo, la integración de renovables en la edificación y los sectores productivos, la repotenciación y la hibridación permiten
aprovechar al máximo espacios antropizados, minimizando la afección a nuevos espacios. Respecto a los seis pilares del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, establecidos en el artículo 3 del Reglamento (UE)
2021/241 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 12 de febrero de 2021 por el que se establece el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia:
1. Transición ecológica: La componente está diseñada para fomentar una recuperación sostenible e integradora y promover la transición ecológica. Las medidas incluidas promueven el desarrollo de las energías
renovables y aseguran su integración en red a través de una mayor capacidad de acceso.
2. Transformación digital: La promoción de las comunidades energética, especialmente en el entorno rural, y la Transición Energética en las Islas conlleva la necesidad de la digitalización y desarrollo de nuevas
tecnologías para una gestión optima de la producción y demanda de energía. Para ello, será necesario dotar a los ciudadanos de competencias y tecnología digital adecuadas para la gestión energética. Esto muestra las
sinergias entre inversión verde y digital.